jueves, 9 de agosto de 2012

CARTA ABIERTA A JOHN CASSAVETES.


Por Jim Jarmusch

Siento algo muy particular cada vez que me dispongo a ver una de sus películas. Un sentimiento de anticipación: la llegada de algo que he esperado con ansiedad, una especie de iluminación cinematográfica. Espero un estallido de inspiración. Quiero ser un iluminado. Necesito que se me revelen las consecuencias secretas del corte de una escena a otra. Necesito entender cómo la crudeza de las posiciones de cámara o el granulado del material inciden en la ecuación emocional de sus films. Quiero aprender de actuación a partir de los personajes, saber sobre la atmósfera y la luz de determinados escenarios. Estoy listo, preparado para absorber “la verdad a veinticuatro cuadros por segundo”.
Pero lo que ocurre es que empieza la película, y la película me mete adentro, y de golpe estoy perdido en la oscuridad, solo, y los seres humanos ahora viven en ese mundo dentro de la pantalla y también ellos parecen perdidos y solos. Los miro. Observo cada detalle de sus movimientos; escucho con atención lo que dicen, los bordes gastados del tono de una voz, la malicia escondida en un fraseo. Ya no pienso en la “actuación”, ni en el “guión”, ni en la “cámara”.
La iluminación que esperaba recibir de usted ha sido reemplazada por otra. Una iluminación que no invita al análisis; sólo a la observación y la intuición. Sus películas, John Cassavetes, son sobre el amor, la confianza y la desconfianza; sobre la soledad, el gozo, la tristeza, el éxtasis y la estupidez. Son sobre la inquietud, la ebriedad, la resistencia y la lujuria; sobre el humor, la terquedad, la falta de comunicación y el miedo. Pero básicamente son sobre el amor, y uno se ve arrastrado a un lugar mucho más profundo que el que puede mostrar cualquier estudio sobre la “forma narrativa”. Lo que sus films iluminan y terminan revelando es que una cosa es el celuloide y otra son la belleza, la extrañeza y la complejidad de la experiencia humana.
John Cassavetes, me saco el sombrero. Y me lo pongo sobre el corazón.


lunes, 21 de mayo de 2012

EL FUTURO DEL CINE - por David Lynch




LA MUERTE DEL CINE


He terminado con el cine como formato. para mí el cine ha muerto. Si piensas con qué saca ahora fotografías la gente de todo el mundo, empiezas a comprender lo que se avecina.
Ruedo en video digital y me encanta. Tengo un sitio web y empecé realizando pequeños experimentos para mi página con cámaras sencillas, convencido al principio de que eran solo juguetes, que no eran demasiado buenas. Pero enseguida me di cuenta de que en realidad eran buenísimas (al menos para mí).
Tienes tomas de cuarenta minutos, enfoque automático. No pesan. Y puedes ver al mmento lo que acabas de filmar. Con la película de cine, tienes que esperar al laboratorio y no ves lo que has filmado hasta el día siguiente, pero con el video digital, en cuanto has terminado, puedes descargarlo en el ordenador y ponerte manos a la obra de inmediato. Y hay un sinfin de herramientas. Esta misma mañana se han inventado mil aplicaciones nuevas y mañana habrá diez mil más. Primero pasó con el sonido. Pero ahora todo el mundo tiene el Pro Tools y puede manipular los sonidos y afinarlos a una velocidad pasmosa. Con la imagen está ocurrinedo lo mismo. Te da un gran control.
Me puse a pensar y a experimentar. Hice algunas pruebas de DV a película, porque todavía tienes que transferir lo que ruedas a formato de película para estrenarlo en los cines. Y aunque no se ve exactamente igual que si hubiera filmado en cine, queda muchísimo mejor de lo que suponía.
Una vez que empiezas a trabajar en el mundo DV con esos equipos tan pequeños y ligeros de enfoque automático, el cine te parece un engorro. Las cámaras de 35mm a empiezan recordarme a los dinosaurios. Son enormes; pesan toneladas. Y tienes que llevarlas de un lado para otro. Hay que hacer un sinfin de cosas y todo va muy lento. Eliminan un montón de posibilidades. Con el DV todo es más liviano; tienes mayor movilidad. Puedes pensar de pie y pescarlo todo al vuelo.
Y para los actores, a menudo meterse en un personaje en mitad de una escena y tener que parar de pronto al cabo de diez minutos porque hay que cargar la película en la cámara rompe su concentración. Pero ahora sigues rodando; tienes cuarenta minutos del tirón. Y puedes ponerte a hablar con los actores y en lugar de parar, entrar y seguir filmando. Hasta puedes ensayar rodando, aunque fastidie la banda sonora, porque luego tienen que cortar mis comentarios. Pero yo hablo muy menudo con los actores mientras rodamos y asi profundizamos mucho más.



DV PARA CINEASTAS JÓVENES


Mi consejo es que aprovechen la oportunidad que les brinda el DV para hacer aquello en lo que creen de verdad. Para tener una voz propia. Que no lo hagan con el único din de impresionar a un estudio o a la gente del dinero. Mi experiencia dice que eso siemre sale mal. Está muy bien estudiar cine, en la escuela pueden adquirirse muchos conocimientos intelectuales, pero se aprende con la práctica. Y ahora que los costes han bajado, puedes montártelo por tu cuenta. Además, hay muchos festivales de cine a los que acudir en busca de distribución o ayuda financiera.





EL FUTURO DEL CINE


El modo en que vemos las películas está cambiando. Los ipod con video y los videos online lo están cambiando todo. La gente va a ver las películas en pantallitas minúsculas en lugar de una gran pantalla. La buena noticia es uqe al menos dispondrás de auriculares. Creo que el sonido cobrará todavía más importancia.
Pero, por otro lado, se puede conectar un iPod a otro aparato y proyectar la imagen en una pantalla grande en casa, con subwoofers, un buen sistema de altavoces y la tranquilidad del hogar para sumergirse en ese otro mundo,
La cuestión es que, cuando se abre el telón y se apagan las luces, tenemos que ser capaces de entrar en ese mundo. Y en muchos sentidos, se está volviendo muy difícil conseguirlo. La gente habla mucho en el cine. Y la imagen es pequeña y de mala calidad. ¿Cómo vas a experimentar otro mundo?
Creo que será un camino plagado de dificultades. Pero existe la posibilidad de disponer de películas muy limpias -sin arañazos, suciedad ni marcas de agua, sin rotos- y una imagen que puede controlarse de infinitas maneras. Si cuidas cómo muestras una película, puede resultar una bella experiencia que te abre las puertas de otro mundo. Todavía estamos buscando fórmulas para conseguirlo. Pero el digital ya está aqui; el iPod con video ha llegado; basta con ser realistas y dejarse llevar.


Extractos del libro "Atrapa el pez dorado" de David Lynch